Existe la leyenda urbana de que Paul McCartney, el mítico Beatle que aún sigue plenamente en activo, murió en 1966 tras un accidente de tráfico en las fechas en las que el grupo británico grababa el "Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”.

Esa misma leyenda urbana -en la que no me adentraré demasiado pero de la que hay miles de referencias en internet- explica que, dado el gran éxito del grupo, la compañía no tardó en buscar un sustituto que se hiciera pasar por el "fallecido" y así seguir explotando la marca y la gallina de los huevos de oro. A ese suplantador se le conoce como Faul McCartney y se dice que es él el que se mantiene hasta la actualidad.

Imaginando un paralelismo con esta historia, no hace mucho se me ocurrió una excentricidad que tiene, al menos, el mismo sentido que la del músico británico.

Final de Champions 2016, el Atlético de Simeone se queda por segunda vez a las puertas de levantar el título continental, y un Simeone visiblemente afectado confiesa que tiene que meditar, dejando entrever por primera vez que su ciclo en el equipo colchonero podría haber llegado a su fin.

Gil Marín, en plena expansión de la marca y el patrimonio del club, coge un avión y se presenta en las vacaciones del Cholo en Argentina para convencerlo de seguir siendo su seguro de clasificación para la Champions y su escudo ante la afición.

Simeone le confiesa que no se siente capacitado para volver a alcanzar los éxitos precedentes y que ha perdido la ilusión y la energía para continuar e incluso merodea en su mente la idea de una retirada.

El CEO, como buen hombre de negocios, le convence de un plan maquiavélico: Simeone podrá seguir viviendo tranquila y plácidamente en su país, escondido de los medios, cobrando un alto salario del club a cambio de permitir que un doble use su identidad y continúe siendo la cabeza visible del Atlético de Madrid a nivel deportivo. Simeone acepta.

Y, aunque el doble del entrenador argentino se parece mucho a él y se esfuerza en repetir ciertos mantras, poco a poco se van notando las diferencias: un discurso menos enérgico, el desvanecimiento de grandes dogmas del cholismo como "el esfuerzo no se negocia", "partido a partido" y la meritocracia. Cuestiones con las que el original no transigía pero el doble comienza a descuidar.

Ello conlleva que, pese a mantener la presencia en Champions, ocurran cosas antes impensables: no se vuelve a una final de Copa, con eliminaciones bochornosas ante Cornellá o Cultural Leonesa; se cae eliminado en fase de grupos de Champions quedando último y no accediendo ni a Europa League, las distancias en liga con respecto a Real Madrid y Barcelona se van acrecentando dimitiendo muy pronto de la pelea por el título, se acaba incluso en cuarta posición por detrás de un club menor como el Girona; aparecen vínculos personales que condicionan lo deportivo, con favoritismos hacia Griezmann y los compatriotas como De Paul o Nahuel Molina; se sospecha de intereses extradeportivos anteriormente inimaginables; etc.

Y, aunque, al igual que en el caso del cantante inglés, se escribiría alguna página exitosa más, tanto junto a su antigua banda -White álbum, en el caso de McCartney; Europa League/Supercopa 2018, en el caso de Simeone-, como con un nuevo proyecto -The Wings, uno; Liga 2021, el otro- nunca volvería a ser lo de antes.

Si bien al McCartney actual, músico de creación y directos más que dignos, se le puede achacar la falta de excelencia compositiva y de capacidad vocal de antaño, poco más se puede reprochar.

En cambio, la situación de Simeone está virando en una polarización nunca vista de la afición, entre los que lo adoran como a una deidad y los que piensan que su tiempo se acabó hace algunas temporadas. Cualquier postura u opinión entre esos dos extremos será considerada herejía por los unos y blanqueamiento por los otros. Jodido reduccionismo simplista.

Siendo admirador de ambos, lo digo a las claras: no me gustaría ver a McCartney arrastrándose por los escenarios, ni a Simeone salir pitado o de mala manera del Metropolitano.

Con el primero estoy más o menos tranquilo, al segundo lo veo mucho más cerca del abismo. Espero que no sea así. Espero que vuelva el original.



Kosecki Navarro.